Un lobo con hambre de gloria
- Fran Santa
- 13 nov 2019
- 2 Min. de lectura
Si tenemos que hablar de alguien que no deja de superarse día a día, es el tenista adaptado riotercerense Gustavo Fernández. Con apenas un año y medio, sufrió un infarto medular que lo dejó paralítico de la cintura para abajo, pero eso nunca fue un impedimento para un “lobito” que hoy es la mejor raqueta del tenis mundial.
Con apenas 25 años, es múltiple campeón de Grand Slam y también triple medallista de oro parapanamericano. Aunque pareciera que esta temporada está siendo consagratoria para el cordobés, que aún va por más.
El año comenzó de la mejor manera para “Gusti”, ya que fue campeón del primer “Grande” de la temporada, el Australian Open. En la final derrotó al sueco Steffan Olsson y se quedó con el título por segunda vez en su carrera- la primera en 2017-. Esto fue un indicio de lo que sería su futuro en este año, que tantas alegrías le generó. Posteriormente al título conseguido, volvió a gritar campeón en Roma, torneo que le sirvió de preparación al segundo Grand Slam de la temporada, Roland Garros. Fernandéz nuevamente tocó el cielo con las manos, en el partido decisivo apabulló a Gordon Reid, se consagró campeón y recuperó el número 1 del mundo.
Aún quedaba algo para “Gusti”, en la "Catedral del Tenis" venció en la final a Shingo Kunieda y levantó el trofeo de Wimbledon, el torneo más tradicional del circuito mundial. Con este resultado, se convirtió en el primer tenista en silla de ruedas de la historia en ganar Tres Grand Slam de forma consecutiva Parecía que no quedaba nada más para ganar, pero el riotercerense se colgó una nueva medalla. Viajó a Lima para disputar los Juegos Parapanamericanos y se quedó con las preseas doradas en singles y en dobles.
Finalmente, en el Us Open, ultimo grande de la temporada, se despidió en semifinales, pero este resultado, no opacó todo lo conseguido a lo largo de este 2019.
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