Campeona de la vida
La Capital Nacional del Deportista, no deja de sorprendernos día a día, sus exponentes cada vez son más grandes, como ocurre con Micaela Mercado, reciente campeona en los Juegos Deportivos Mundiales para Deportistas Transplantados.
“Mica”, doble trasplantada de riñón logró su primera hazaña en los Juegos de Mar del Plata 2015, donde se colgó la medalla dorada en modalidad contrarreloj y repitió en Málaga 2017. Este 2019 conquistó una nueva presea dorada, en modalidad pelotón, nada más y nada menos, que en suelo inglés.
¿Cómo fueron tus primeros años de vida?
A los 18 meses de vida, me agarró el síndrome urémico hemolítico y me funcionaban al 30 por ciento los riñones. Cuando cumplí los 15 años entre en el proceso de diálisis hasta los 17 que llegó mi primer trasplante. Fue en septiembre del 2008, gracias a un donante cadavérico. En el 2011 llegó mi segundo trasplante y ahí la donante fue mi mamá. Obviamente tuve que tener un montón de cuidados, de los cuales mi madre se encargó mucho, porque si no, no hubiera llegado hasta donde llegué.
¿Qué importancia le atribuís a tu familia, y sobre todo a tu madre?
El apoyo de la familia lo es todo, porque a mí la enfermedad me agarró de muy chiquita y si mi mamá no hubiese hecho todo lo que hizo, seguramente mi función renal se hubiese deteriorado mucho más. Gracias a ellos duré mucho tiempo, incluso más de lo que decían los médicos. Se hacía muy difícil, porque como todo niño quería comer todo salado y ellos se encargaban de prohibirme la sal, por lo que fue fundamental el apoyo de la familia.
¿Cómo es el día a día en relación a los cuidados y a los entrenamientos?
Por costumbre ya como todo sin sal, además tengo una hipertensión permanente, por lo que el hecho de no usar sal ayuda un montón. Tomo la medicación propia del trasplante, que son unos comprimidos para que mi cuerpo no rechace el órgano, pero más allá de eso no tengo una dieta especial, aparte me alimento como cualquier deportista. Por el lado de los entrenamientos, es un poco difícil, porque también trabajo entonces me tengo que hacer tiempo para todo. Trabajo por la mañana hasta las 13.30, salgo de ahí, me voy a comer y salgo con la bicicleta lo antes posible. En cuanto al tiempo de entrenamiento es relativo, pueden ser una, dos o incluso cuatro horas, depende lo que me marque mi entrenador. En pretemporada trato de ir al gimnasio, pero siempre hago algo más para no quedarme solo con el entrenamiento arriba de la bicicleta.
¿Cuándo descubriste tu pasión por el ciclismo?
Fue medio raro, porque yo nunca hice gimnasia, incluso me llevé la materia en varios años del secundario. Luego de mi primer trasplante había aumentado mucho de peso debido a los corticoides, me enfermo de nuevo, pierdo el órgano y cuando me volvieron a trasplantar, me fui para el otro extremo, había quedado con muy bajo peso. Logré salir y ahí me pregunté que podía hacer para que no me volviera a ocurrir lo mismo entonces le consulté a mi médico que actividad podía realizar y él me mandó a caminar pero a mí no me gusta y le pegunté que otra cosa podía hacer. Me dijo que podía hacer cualquier actividad, de manera controlada y tranquila. Fue ahí que decidí comprarme una bicicleta, empecé a andar y conocí un grupo de gente que estaba en la misma situación que yo y empezamos a andar cada vez más. Un día un amigo me invita a una carrera en Alta Gracia, fui y cuando vi el mundo del ciclismo, quedé encantada. Al otro domingo fui a correr y quedé 5º, eso creo que fue lo que más me atrapó. Además, me mantiene muy bien físicamente y me da otras energías.
¿Cómo llegaste a un mundial?
Yo no estaba enterada de los Juegos Mundiales para gente trasplantada, no tenía idea que existían. En el año 2014, un domingo fui a ver la carrera del Rio Pinto y vi a una persona trasplantada y me quedó eso, un hombre con un trasplante hepático había corrido los 85 kilómetros, lo busqué por internet y me di con que había venido a unos juegos que se hacían en Argentina. Entonces empecé a investigar cada vez más, hasta que di con la Asociación Argentina de Deportistas Trasplantados, mandé un mensaje presentándome, me respondieron automáticamente y ahí me enteré de este otro mundo. En 2015 me avisan que se iban a realizar unos juegos argentinos para trasplantados y que estaba invitada. Me puse en contacto con personas de Córdoba, que tenían historias similares a la mía y eso fue fascinante. Me anoté a mi primer argentino latinoamericano que fue en Salta, todo un mundo nuevo. A los dos meses me avisan que quedo seleccionada para un Mundial para Deportistas Trasplantados que se hacía en Mar del Plata, fue muy fuerte, era una emoción muy grande, porque en tres, tenía que comprar una bicicleta nueva y prepararme de la mejor manera. Tenía una adrenalina muy grande, porque uno no sabe lo que es un mundial hasta que lo vive, era un nivel mucho más alto de lo que yo creía.
¿Qué significa participar en un mundial y sobre todo ganar medallas?
Es una sensación que ni se puede explicar en palabras. En mi primer mundial pude obtener una medalla de oro en la prueba contrarreloj y otra de plata en pelotón, fue algo inexplicable. Luego tener que subir al podio con la bandera de mi país en lo más alto fue algo único. Además, que me nombraran en ese lugar y tener a toda mi familia ahí alentándome fue una emoción muy grande.
¿Sentís que llevas una parte de tu mamá a todas partes?
Si, obvio, mas allá de eso también tengo la parte de un ángel que dijo si a la donación de órganos; yo por cuestiones de la vida lo perdí, pero en su tiempo yo gracias a él tuve una segunda oportunidad y a mi mamá que me volvió a dar la vida, porque con el segundo trasplante me dio la vida nuevamente, es una parte de mí, sin dudas mi madre es todo.
¿Cuál fue la medalla que más te gustó ganar?
Mi primera medalla, fue muy especial, porque uno no la espera en un primer mundial. Pero la medalla en este mundial la valoro muchísimo porque no fui muy entrenada debido a que éste fue un año con muchos altibajos, algunas cuestiones de salud me jugaron en contra, entonces no pude llegar de la manera que quería. Fui intranquila, porque sabía que allá en Inglaterra había un muy alto nivel. Al no llegar como yo pensaba, corrí con el alma y el corazón arriba de la bici, que quizás en otras oportunidades no lo hice así porque estaba muy bien entrenada, por eso, estas medallas tienen un plus aparte
Como todo argentino que ama a su patria, ¿tiene otro significado levantar la bandera argentina en suelo inglés?
Si, la verdad que si, en mi primera carrera quedé segunda entre medio de dos inglesas y obviamente uno siempre quiere algo más. Yo no me conformaba con haber quedado segunda, estaba feliz porque había dejado todo, pero sentía que me faltaba algo. Al segundo día de carrera me propuse jugar más con la cabeza que correr con las piernas ya que no estaba preparada, corrí de esa manera, estratégicamente, me guardé, no le perdí pisada a las inglesas en ningún momento y en la anteúltima vuelta, veo que la inglesa que me había ganado el día anterior estaba muy cansada y dije que esa era mi momento entonces aceleré e hice lo que me quedaba de carrera muy rápido y pude quedarme con el primer lugar. Aparte esa fue mi primera medalla de oro en pelotón, entonces fue muy especial, aparte yo estaba mareada y no sabía si la chica me había pasado antes, se me hizo toda una confusión, le pregunté a unos amigos y ellos tampoco sabían hasta que me nombraron en el primer lugar del podio y dijeron Argentina, después de Inglaterra y Nueva Zelanda. La verdad que fue algo único y muy hermoso, lloré un montón y le agradecí a Dios y a la vida por tan hermoso regalo.
¿Un mensaje a la gente sobre la donación de órganos?
Bueno, en este caso, 40 atletas que estuvimos en Inglaterra, fue gracias a la donación de órganos, gracias al acto de amor de todos los donantes, tanto vivos como fallecidos. Por eso nosotros a través del deporte, tratamos de concientizar sobre la importancia de donar. Que la gente le diga sí a la donación, porque están dando vida.